sábado, 15 de enero de 2022

Las épocas trenzadas

 Combatientes tribales, conquistadores, bandoleros,

sembradores nativos, campesinos, colonos, abogados,

autodefensas, compradores, plantaciones,

campamentos, ciudades, emboscadas,

fundaciones y luego refundaciones, minas,

laboratorios en la selva que aún queda,

sobrevivientes de una sola pierna,

opulentos miedosos por su vida y su oro,

civiles bebedores de trazas de mercurio

mirando desde lejos mientras dicen algunos

que somos un Estado y una Patria.

viernes, 14 de enero de 2022

Los Papeles de los Ancestros

 

10 de enero de 2022

Cuando muere un artista, un profesor, un escritor, deja, no sólo obras acabadas y ubicadas en bibliotecas y museos, conocidas y referentes para la obra de otros. También quedan, en su taller, borradores, proyectos, dibujos, maquetas, instrumentos, fotografías, libros. Siendo la suma, el resultado de toda una vida, encierran trazas de un sentido y una experiencia. Son señales de su aporte al país y al mundo. ¿Qué suele pasar con esas cosas tras la muerte de quien las dejó?

Depende de la cultura del lugar donde el creador ha muerto. Hay países donde las instituciones que fueron importantes en esa vida constituyen lo que suelen llamar un legado, y le asignan un sitio y un modo como los estudiosos, los seguidores y el público pueden tener acceso a él. Hay clasificaciones, estudios, análisis, difusión del legado. La muerte del creador no hace que su aporte quede trunco. La transmisión del acervo cultural aportado por él continúa a través de un legado que es protegido y estudiado por una institución.   

Hay países donde nada o casi nada de esto ocurre. La muerte del creador convierte instantáneamente en basura todo lo que dejó inconcluso, sus libros, sus proyectos. Sólo aquello que el creador logró que le reconocieran como obra entra a ser parte del acervo apropiable por la cultura, por el país. Es la pérdida de parte de la obra de esos escasos y valiosos constituyentes de identidad, de ciencia y de arte en la historia de un país, una parte muy valiosa porque es la última, la que recogía la experiencia de toda su vida de trabajo.

La función de transmisión del acervo cultural alcanzado por una sociedad recae en sus instituciones educativas y de investigación, apoyadas por el Estado. Universidades, bibliotecas, museos tienen la vocación de acoger y conservar estos legados. Pero también puede haber instituciones creadas de modo específico para este objeto.

La calidad, el grado y el logro de civilización de un país puede vislumbrarse a través del modo como cuida esos vestigios físicos del trabajo de sus creadores. En un lugar donde no haya preocupación por recoger esas herencias, quienes tengan conciencia de que esto es un problema tendrían que trabajar por salir de ese estado de cosas hacia una situación más satisfactoria, pera bien de todos.

14 de enero de 2022

Puede haber casos en que, dado que hay libros con comején, los libros dejados sean considerados por las bibliotecas formales como una biblioteca enferma. Y en consecuencia sean rechazados, lo cual, para seguir con la metáfora, es un desahucio. Pero, ¿no habría  posibilidad de una terapia para esas bibliotecas enfermas? Se trata de salvar parte de lo que un filósofo de la talla de Schütz llamó "la transmisión del acervo de conocimiento". 

sábado, 20 de junio de 2015

El disgusto por la poesía y el camino del poeta


            Muchos no gustan de la poesía. ¿Por qué? Tengo una hipótesis. La poesía parece fácil de escribir, y  cuando alguien se siente conmovido, nada le impide sentarse a escribir un poema. Pero, contrario a la apariencia,  la poesía no es fácil de escribir, y la mayoría de esos poemas son malos. Cuando alguien se encuentra por casualidad con uno de ellos, piensa entonces que no le gusta la poesía. 
Sólo la conclusión es errada, pues hay muchos buenos poemas. Lo que ha ocurrido es que esta persona - a la que pertenece la mayoría - no ha tenido la experiencia de encontrar un poema que llegue en verdad a su vida.
            ¿Por qué? Hay tantos cursos de literatura en el bachillerato, y antes, casi todos hemos sabido de fábulas en verso, y  hasta de canciones y poemas escritos  para personas con edades de un dígito. 
            Tengo la impresión de que esos contactos iniciales, cuando no se viven como una obligación, suelen experimentarse como una especie de juego, de las cosas extrañas que se pueden hacer con el lenguaje, a la manera como un gimnasta de circo nos deslumbra con su dominio de un cuerpo que no parecería diferente del nuestro. A veces eso basta para que uno se vea seducido por el mundo poético ―a mí me ocurrió― pero es poco probable.

            En la vida, la necesidad de poesía llega inesperadamente. En el momento en que experimentamos algo con intensidad, sin encontrarlo ya prefigurado en el lenguaje convencional, y nos sentimos impulsados a querer verlo puesto en palabras, estamos en necesidad de poesía, es decir, en una situación propicia a lo poético.

            El llegar a esta condición requiere una cierta sensibilidad, y una actitud inicial de desconfianza ante el lenguaje, que no es frecuente. Hay muchos que se conforman con el lenguaje convencional y sus posibilidades. A ellos les quedará difícil encontrarse con la poesía. Pero asumamos que tenemos esta sensibilidad y esta actitud.

            Si entonces encontramos un buen poema que se acerque a expresar lo que estamos viviendo,  seguramente lo consideraremos de valor. Ése será nuestro primer contacto íntimo, real,  con la poesía.

             Uno notará, con seguridad, que ese poema no expresa cabalmente lo que hemos vivido. Se acercará, pero no del todo. Si su deseo de lo que vivió sea escrito es muy fuerte, intentará entonces escribirlo: será su primer poema.

            Al comienzo quedará deslumbrado por lo escrito, y lo guardará con veneración. Unos días, semanas o meses después, lo encontrará, o quizá lo busque porque de pronto recordó la experiencia, y vuelva al texto. Entonces hará una dolorosa comprobación: es un poema malo. Porque la poesía es difícil de escribir. ¿Tendrá el coraje de reconocerlo? ¿Seguirá buscando otros poemas e intentando escribir? ¿Tendrá la voluntad de estudiar para poder hacer la identificación de las fallas y los posibles aciertos de lo que escribe? Si lo hace, comenzará a abrírsele el camino de la poesía. Ojalá que el proceso descrito vuelva a pasar muchas veces, y así, poco a poco, irá sabiendo qué es lo que puede escribir con acierto, irá hallando un estilo. Si además tiene el valor de compartir sus textos con otros que están en la misma tarea, y escuchar y valorar sus críticas, podrá ganar algo de tiempo y sentirse en compañía. Si persiste, llegarán, con el tiempo, a conocerle como un poeta.







viernes, 19 de junio de 2015

La verdadera historia de Ganesha


Una corta noche de verano Parvati sintió el deseo de unirse con un elefante. Había visto una familia de éstos en un claro de bosque, y quedó hechizada por la fuerza y el calor de la enorme criatura. Shiva, con sólo mirarla, comprendió y sintió celos. Pero siendo un dios, no reaccionó como los humanos. Hizo algo que éstos no pueden hacer: se convirtió en elefante. El más fuerte, el más imponente, el más sabio. Parvati, enfrentada de pronto a las consecuencias de su deseo, estaba emocionada, radiante y temblorosa. Pero también ella tenía facultades divinas, y pudo hacerse capaz de agasajar a su amante. Esa noche, Parvati quedó exhausta y en preñez.

Pasaron las lunas y nació Ganesha, con cabeza de elefante y cuerpo de dios humano.

Era hermosísimo.

Cuando los hombres le vieron, no podían entender ni imaginar que fuera fruto de un amor tal,  y forjaron el falso mito de los celos de Shiva, la decapitación de su hijo y el reemplazo de su cabeza por la de un malhadado elefante que pasaba por ahí.

Traducido al inglés por el autor y revisado por John Murphy:


A short summer night, Parvati felt the desire to mate with an elephant. She had seen a family of those in a clearing in the woods, and she was seduced by the strength and the warmness of the enormous creature. Shiva, just by looking at her, understood and was filled with jealousy.  But, being a God, he did not react as a man would do. He did something that humans cannot do: he turned into an elephant. The stateliest, the strongest, the wisest. Parvati, confronted at once with the consequences of her desire, was stirred, beaming, trembling. But she also had divine faculties, so she made herself able to feast with her lover. That night, Parvati ended up exhausted and pregnant.
The moons passed and Ganesha was born, with the head of an elephant and the body of a human god. He was most beautiful.

When the men saw him, they could neither understand nor imagine that he was the fruit of such a love, and invented the false myth of Shiva´s jealousy, the beheading of his son and the replacement of his head by one of an unlucky elephant that happened to pass by.




Traducido al alemán por el autor y corregido por Irene Gerber:


Die Wahre Geschichte von Ganesha

In einer kurzen Sommernacht fühlte Parvati den Wunschen, sich mit einem Elefanten zu vereinigen. Sie hatte auf einer Waldlichtung eine Elefantenfamilie gesehen und war von der Kraft und der Heissblütigkeit der rieseigen Kreatur verzaubert. Shiva verstand aus den ersten Blick und wurde eifersüchtig. Aber er war ein Gott und reagierte deshalb nicht wie ein Mensch. Er tat, was für Menschen unmöglich ist: er verwandelte sich in einem Elefanten. Er war der Stärksste, der Eindrucksvollste, der Gelehrteste. Parvati, auf einmal konfrontiert mit den Konsequenzen ihres Wunsches, war bewegt. Sie strahlte in freudiger Erwartung. Aber auch sie hatte göttliche Fähigkeiten, so dass sie ihren Geliebten zu umsoregen wusste. In dieser Nacht erschöpfte sich Parvati und wurde schwanger.


Die Monde vergingen und Ganesha wurde geboren, mit einem Elefanten kopf und dem Körper eines menslichen Gottes. Er war wunderschön.


Als die Menschen ihn sahen, konnten sie weder verstehen noch sich ausmalen, dass er die Frucht einer solchen Liebe sei, und erfanden den falschen Mythos des Shivas Eifersucht, der Köpfung ihres Sohnes, und der Ersetzung seines Kopfes durch den Kopf eines unglücklichen Elefanten, der dort wanderte.


Un lector junto al río


 


Hay  ríos que  se pueden oír  sobre las piedras, y que de vez en cuando  forman remansos, siempre más profundos. El sol penetra allí  primero los follajes de la orilla y luego las aguas, móviles y frías, hasta posarse tembloroso en el fondo de peñas y arena. La fuerza del torrente forma cascadas a través de las rocas. Cuántas veces han  vivido estos paisajes, hasta quedar también así, móviles, en la memoria.

Un río de España en verano, que podría estar también, en cualquier época del año, en la América tropical, se ha remansado entre una gran pared rocosa, y una playa de piedras y guijarros redondos. Un lugar para pasar tardes frescas y soleadas. Sentado sobre una piedra, un hombre joven lee. Está vestido de camisa oscura de manga corta, y pantalón claro, casi como para ir de compras por algún centro urbano. Lleva los zapatos deportivos sobre la piel sin calcetines, y la brisa no ha logrado despeinarlo. Quizá se haya descalzado antes, y se mojó los pies sobre la orilla. Ha cruzado la pierna derecha sobre la izquierda; y sobre la rodilla sus manos, largas y finas, sostienen un libro grueso, de unas seiscientas páginas.

Todavía no es muy conocido; asiste a las clases del poeta Pedro Salinas en la Universidad de Sevilla. Y es tímido, muy tímido. Se llama Luis Cernuda.

miércoles, 17 de junio de 2015

Disfrutar de la naturaleza con veneración

               Algo quisiera de mis compatriotas, y es que tuvieran un mayor respeto por la naturaleza. ¿Por qué no permitir a nuestros sentidos un disfrute de lo que ella tiene para ofrecernos? Sobre el suelo, la riqueza de las formas y colores, de los verdes y ocres; arriba, el azul, gris y blanco del cielo. El sonido del viento entre las ramas, del agua entre las piedras, el canto de los pájaros. ¿Cómo es que no nos permitimos recrearnos en lo que la tierra nos brinda? 

          Comenzando por la vida cotidiana. Uno va a parques, montes y ríos, y encuentra restos de plástico, papel y poliestireno desacrando el paisaje. En muchos jardines, privados y aún públicos, se pintan las piedras, de blanco e incluso de otros colores. El estruendo de las radios y la música grabada destruyen la posibilidad de escuchar las armonías del entorno.  

         
  Hay pueblos del mundo donde esto no ocurriría. La naturaleza es para ellos sagrada. No quiere decir que no puedan tener contacto con ella; sino que se complacen en ella con veneración. El placer y el respeto van juntos. Gozan de los sitios, de su paz, de su belleza, y cuando se van, se preocupan de dejarlo todo limpio, como intacto, como si nadie hubiera estado allí.
¿Cómo es que no podemos ser como ellos? ¿Vamos a expresar nuestra singularidad convirtiendo en un desastre invivible nuestro rincón del planeta? ¿Por qué no podemos, por el contrario, ser conocidos como un pueblo que ama, disfruta y venera la naturaleza?

Peregrinación a Mompós y visita a Candelario Obeso


             Mompós  es pequeña, pero es una ciudad. Es tan bella como las canciones que ha suscitado. Guarda muchas memorias. Una de ellas es la de Candelario Obeso.

            Hijo de la feliz conjunción de un terrateniente abogado y una lavandera negra, este poeta  sigue teniendo, tras su muerte, un destino de contrastes. Su casa natal, en la Albarrada cercana a la Plazuela del Moral, ostenta tres placas de conmemoración en la
fachada. La más modesta, la única anónima, es la que más dice. Cuando la visité, adentro de la casa se guardaban motocicletas. El portal era utilizado para ventas callejeras.

            El monumento de su tumba combina un gran pedestal de blanco mármol y un busto de piedra oscura. Los monumentos de las calles conllevan contrastes parecidos, y además algunos suscitan misterios punzantes.

            En la calle Real de En Medio, hay una placa de la Academia Colombiana de Historia en homenaje al linaje Gutiérrez de Piñeres, que sigue siendo poderoso en la Costa Atlántica.

            Y en la Albarrada con el Callejón de la Cruz, una "Junta 3 de Mayo" erige un monumento conmemorativo de "los valerosos soldados [anónimos, añado yo] que ofrendaron sus vidas en la gloriosa jornada del 19 de Octubre de 1812". Fue ―logré saber― una batalla de defensa de la ciudad, que se había declarado libre de España, contra los partidarios de la regencia.

            Dos meses largos después de tal jornada, llegó Bolívar de Venezuela, navegando por el río desde Cartagena. Con un discurso apasionado, suscitó la adehesión de cuatrocientos jóvenes que marcharon con él (¿armados cómo?) hacia la provincia del Socorro y luego la capital venezolana.

            Seguramente algunos morirían en los combates. Quizás otros llegaron en realidad hasta Caracas. ¿Y luego? ¿Habría quien quiso y pudo volver a Mompós? De Bolívar se sabe que volvió varias veces, y la ciudad lo celebra. Pero por ellos nadie  ha preguntado: no deben haber sido de grandes linajes.